jueves, 28 de enero de 2016

Todos tenemos a alguien en el espejo
que nos saluda por las mañanas
o no nos saluda
y su mirada es aguda más sucia
y nos encogemos de hombros y decimos:
él también, tampoco es tan importante,
Alguien que nos acompaña, nos avisa, nos tira de las arrugas,
nos advierte que pronto se irá, que saldrá del espejo,
se irá de esa habitación, y que algún día
nosotros también saldremos.
Asentimos cómo no, quién deja de asentir,
salimos de la habitación y nos interrogamos, está oscuro
cae la noche y volvemos, interrogantes,
es de noche, nos mira de manera extraña,
pensamos, como nuestros ojos,  tal vez, nosotros asustemos de la misma manera,
asustemos su cuerpo, y por eso huye, cuando no nos tiene delante,
porque al fin puede irse sin miedo de tener a alguien en el espejo